El destino es fantástico, nunca sabes que te depara el futuro, nuca sabes que personas encontrarás en este camino y nunca puedes imaginar donde llegarás con ellas, y en este caso fue así.
Aida estaba embarazada cuando nos pusimos a buscar nombre para la niña que esperábamos, queríamos un nombre sin diminutivo, que se pronunciara igual en Sevilla que en Barcelona y que fuera especial. En Enero, 4 meses antes de que naciera, llegó a nosotros un nombre que conocíamos pero no nos habíamos planteado: Erin.
Pero antes de precipitarnos quisimos buscar el verdadero significado de este nombre y descubrimos que Erin, en una antigua lengua irlandesa, significaba “la siempre verde Irlanda” y con el tiempo se transformó en el nombre de la gente de la isla y que en la mitología escandinava fue una diosa ninfa que entregó su virginidad para salvar a su pueblo, por lo que también se le atribuye la fertilidad y leemos que en griego significa paz.
Con todo esto nos convencimos sin pensar ningún nombre más, se llamaría Erin….. Una diosa, la paz, la siempre verde Irlanda….. a lo que Víctor añadió: “Verde!! Del Betis!! Ese nombre es perfecto!!”…… cada loco con su tema….. jajaja
Lo que no sabíamos es que poco después Ana y Daniel, a los que conocimos varios meses antes, nos propondrían que viajáramos a Irlanda para hacerles su preboda, viven allí y nos hablaron maravillas de aquella isla, así que sin dudarlo empezamos a organizar el viaje a Dublín.
El destino hizo que viajáramos al país originario del nombre de nuestro bebé. Así que ella no podía faltar en ese viaje!! Y lo mejor es que Ana y Daniel daban por hecho que ella vendría, por lo que fue muy especial para nosotros. Así que Erin con tan sólo 4 meses hizo su primer viaje en avión pasando primero por Barcelona y volviendo directamente desde Dublín a Sevilla.
Irlanda nos enamoró y más el poderla descubrir y disfrutar siendo nuestro primer viaje de familia. Aunque realmente fue un viaje de trabajo para hacer una preboda, nos sentimos tan acogidos y queridos con Ana y Dani que lo disfrutamos muchísimo.
Después de unos días de turismo por nuestra cuenta, el fin de semana fue intenso de fotos y de ver sitios preciosos.
Phoenix Park, un lugar increíble donde, aparte del paisaje, la mayor atracción que tiene son los renos que campan a sus anchas por los parajes del parque y que se han acostumbrado a compartir el espacio con la gente, por lo que con un poco de pan tienes de sobra para poder acariciarlos.
Por la tarde decidimos ir a ver el atardecer en los increíbles acantilados de Howth Cliff, que están muy cerquita de Dublín y es un paraje natural espectacular. Nos hubiese gustado haber ido a los acantilados de Moher pero por falta de tiempo nos fue imposible organizar esa excursión, ya que están en la otra punta de la isla.
El segundo día fuimos al precioso lago de Glendalough, pasando primero por Military Road, una antigua carretera militar muy poco transitada que nos transportó a otros tiempos, y cuando subimos a lo más alto de las montañas decidimos parar, todo era fascinante, el color, los parajes, los árboles, incluso el viento….. cualquier sitio era perfecto para hacer una fotografía!!!
Y para terminar la sesión llegamos a Dublin y nos adentramos por la ciudad en una de sus zonas más conocidas, Temple Bar, el lugar perfecto para poner el broche de oro a un fin de semana fascinante.
Sólo nos queda darles las gracias por todo a estos dos locos enamorados que tanto han confiado en nosotros, sois geniales chicos!! Gracias de corazón por hacernos este regalazo para nuestros corazones.
Os dejamos con un gran resumen de lo que os hemos contado, con la ilusión de poder transportaros de alguna manera a Irlanda e invitándoos a que si algún día tenéis la posibilidad de visitarla lo hagáis sin pensar.
Nosotros, sin duda alguna, volveremos!!!
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Y para terminar os dejamos con algunas fotos nuestras con Erin en este primer viaje de su vida.
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