Cuando me propuso fotografiar mi parto le dije rotundamente no, pensé, ¡que verguenza!
Pero después de varios días pensando, dije: tenemos por costumbre contratar fotógrafo para nuestras bodas, comuniones o incluso bautizos, por que no hacerlo para un nacimiento? Me parecía el dinero mejor invertido del mundo.
Si pensáis que os vais a sentir cohibidas, que vais a notar a la camara o que no os vais a «concentrar» para nada, ese era mi miedo, pero jamás sentí la presencia de Aida en la habitación, ni me sentí incomoda, mérito de ella claro.
Aquí os cuento mi parto:
El mismo 21 de Abril tenia cita para monitores a las 10 de la mañana, estaba de 37 semanas, ya llevaba varios días con contracciones y algo dilatada, por lo que esa noche dejé a los niños en casa de las abuelas por si me dejaban allí.
No iba yo muy mal encaminada, llegué al hospital con Andrés y estuve una hora en monitores, tenía contracciones fuertes pero no regulares, y estaba dilatada de 2cm.
Mi ginecóloga, Alba, me propuso quedarme viendo mi trayectoria de «parturienta ligera»y yo que confío plenamente en ella (ya me había asistido a los otros dos partos) le dije que sí. En ese momento me puse súper nerviosa, sabía que era el día y, aunque fuera la tercera vez, más nerviosa estaba.
Sobre las 11.30 me pasaron a la sala de dilatación y una vez allí avise a mi madre y a mi hermana. La verdad es que no tardaron mucho en llegar jaja. Y también avisé a Aida que llegó poco después.
Recuerdo que el matron no paraba de entrar a decirme si quería epidural, no te hagas la dura, me decía…y es que viendo mi historial clínico de «parturienta fugaz» quería asegurarse de que no llegara a dilatar completa antes de tenerla.
Yo seguía sin epidural, Andrés al lado mía todo el tiempo, estaba bien, sabia que estaba acompañada y en buenas manos, pero me moría de ganas de ver a los niños, deseaba que fuera todo rápido pero bien, no tenia prisa pero quería verlos ya.
Sobre la 1 de la tarde me dijo Alba que estaba de 5,5 cm y que al menos me pusiera el catéter para «ir adelantando» así que vino el anestesista y me lo puso.
Le dije a Andrés que no iba a tardar mucho en dilatar, ya sentía yo que Havana iba a nacer pronto, así que llamó a su madre que estaba con los niños para que viniera y pedí un poco de epidural
Eran las 15.00 y me rompieron la bolsa, ya había visto a mi madre, a mi hermana, tíos…pero seguía sin ver a Romeo y Paolo…entró la ginecóloga a explorarme y me dijo: «Alejandra estas de 8 cm» y le dije: » ¡claro! así me dolía tanto… ponme algo por favor», y justo en ese momento vino una contracción súper fuerte y me dijo «¡No empujes, estas de 10cm! ¡Vamos a paritorio!» No empujes, me decía..jaja y yo: no empujo Alba, se me va a caer la niña jaja. La cara de esa mujer llamando a todos los profesionales, con su mano casi sujetandome a la niña… no se me olvidará jamás.
Corre Andrés prepárate, le decía Alba…y yo solo podía pensar en que no había visto a los niños…pero entró mi madre corriendo con Paolo y se me iluminó la cara, Romeo estaba en la sala de espera dormido, pero al menos pude tirarle unos cuantos besos al pequeño Po.
Ya en paritorio fue darme una contracción y yo misma pude coger a la niña con mis propias manos, fue increíble… eran las 15:45h. La cogi fuerte, miré a Andrés y le dije a Alba, súbeme ya a planta que quiero ver a mis niños…me moría de ganas! Imaginaos mis ganas de salir y ver a Romeo…
Gracias a Dios fué un parto rápido y sin complicaciones, los tres lo han sido.
Nos subieron a planta y decidimos que entraran los niños uno a uno y sin nadie para darle su espacio. La primera reacción no fue buena, fue totalmente normal, la de un niño de 2 o 3 años que ve a su madre en la cama con un bebé nuevo.
Pero a la media hora ya les picaba el gusanillo y la curiosidad, así que poco a poco los dejamos a ellos a su aire que se acercaran, sin forzarlos a nada.
Deciros que con Havana tomé la decisión de no darle el pecho, para poder tener un mejor tiempo de calidad con los tres, sin el agotamiento que conlleva la lactancia.
Aida estuvo en todo momento conmigo menos en el expulsivo, pero como podéis ver no hace falta tener esas fotos de más para revivir este momentazo. Sin duda la mejor decisión que he podido tomar.
Gracias a Aida por todo y por lo bien que nos hemos sentido.
Espero que os haya gustado tanto como a mi.»
Aclarar que finalmente no pude estar justo en el momento del expulsivo en el paritorio, porque nos faltaba una autorización formal al Hospital Nisa para poder entrar a fotografiar un parto. En España no es muy común este tipo de fotografía, ni estamos acostumbrados a ella. No es nada fácil poder fotografiar un parto, intervienen muchos factores y se necesitan varias autorizaciones según el hospital. En este caso como finalmente Alejandra se decidió a última hora para que estuviéramos con ella no nos dio tiempo a tramitar la autorización. ¿Pero creéis que son necesarias las fotos del expulsivo para tener un mejor recuerdo de ese día tan especial?
Tenemos varias historias de nacimientos que contaros, cada una diferente, pero todas emocionantes.
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